Si te gusta la historia y la aventura no puedes perderte esta serie. La vas a gozar como gozabas de chiquillo leyendo las novelas de Stevenson, Julio Verne o Jack London. La vas a disfrutar con el asombro y el morbo que te despiertan el horror de la violencia y el coraje de perseguir la libertad.
Es una historia que va más allá de los abordajes, de las patas de palo y las luchas de espada… una historia de una increíble vigencia en muchos sentidos: el cambio, la libertad, la revolución… entre lo nuevo y lo viejo.
El confiar en uno mismo, buscar objetivos, trabajar duro y en equipo, el liderazgo, cuestionar lo establecido y arriesgarse para encontrar el rumbo correcto y conseguir su propósito, se articulan entorno a la historia de Black Sails.
El año de partida de la serie es 1715, cuando la Edad de Oro de los piratas había obligado a que todos los países civilizados declararan a estos viejos corsarios «hostis humani generis» (enemigos de toda la humanidad), y en respuesta, los piratas se adhirieran a su propia doctrina: «Guerra contra el mundo».
Sin entretenerse en la precisión histórica, la serie se centra en la ficticia historia del Capitán Flint, (personaje aludido en la novela «La isla del tesoro» de Robert Louis Stevenson) un antiguo oficial de la Royal Navy obsesionado con crear una república de hombres libres en esta isla de Nassau. Para ello, Flint se valdrá de todo tipo de argucias y tratará de apoderarse de un galeón español repleto de oro conocido como la «Urca de Lima» (basado en el tesoro del que se apropió Jennings y Vane en 1715).
Y es que claro, nuestro carácter mediterráneo ya se imponían desde entonces, pues la marina española era temida y sus galeones resultaban huesos demasiado duros de roer para simples piratas.
Encontramos además que, en el elenco de personajes brillan con fuerza unos personajes femeninos poderosos, hábiles, inteligentes, independientes, ambiciosos, etc. Y lo hacen dentro de un mundo de hombres.
Lo cierto es que Black Sails no ha sido tratada como se debería ni por la crítica ni por el público y, seguramente, con el paso de los años se la comience a valorar como la gran serie que es.
Es entretenida, es interesante, tiene giros de guión inesperados, tiene unos personajes memorables y brillantes escenas de acción y, además, tiene un discurso muy interesante a la hora de reflexionar.
Por todo esto, y mucho más, Black Sails es una serie enormemente recomendable.
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